Las uvas son cosechadas a mano en bandejas de 10 kg a primera hora de la mañana para mantener bajas temperaturas y cuidar los aromas. Una vez arribadas, se seleccionan los racimos muy cuidadosamente antes de ser desgranados. Luego del despalillado, se realiza una segunda selección de bayas. Posteriormente, las uvas pasan directamente a estanques de acero inoxidable abiertos por medio de gravedad y sin ser molidas. A continuación las bayas enteras se enfrían a temperaturas de 8ºC por 5 días a modo de someterlas a un proceso de maceración pre fermentativa, lo que nos permitirá extraer color y aromas desde las pieles de una manera muy gentil. Pasado este periodo, dejamos subir la temperatura naturalmente para comenzar la fermentación. Este proceso dura aproximadamente 7 días, conducida a temperaturas controladas entre 23º-24ºC. Durante este periodo se realizan 2 remontajes y pisoneos diarios, con el objetivo de extraer los componentes desde las pieles, mantenerlas a buena temperatura y favorecer el trabajo de las levaduras. Una vez terminada la fermentación, se drena el vino del estanque y prensamos suavemente las bayas. El vino prensa será utilizado solamente en forma parcial para aportar estructura y volumen a la gota. Después el vino es trasegado a barricas de roble francés de 225 lt para realizar la fermentación maloláctica. En ellas permanecerá entre 10 a 12 meses antes de ser embotellado, con una previa filtración suave.